Preguntas Frecuentes

Preguntas Frecuentes sobre el Embarazo

La infertilidad es una enfermedad del sistema reproductivo que impide que se lleve a cabo una de las funciones corporales básicas: la concepción.

La reproducción es un proceso complicado que depende de muchos factores: de la producción de espermatozoides sanos por parte del hombre y
óvulos sanos por parte de la mujer, de trompas permeables que permitan el paso de los espermatozoides para llegar al óvulo, de la habilidad del
propio espermatozoide de fertilizar al óvulo, de la transportación del óvulo fecundado (embrión) hacia el útero (matriz), y de la capacidad del
embrión de implantarse en el mismo.

Finalmente, para que el embarazo continúe hasta término, el embrión debe ser sano y el ambiente hormonal de la mujer debe de ser lo
suficientemente adecuado para el desarrollo del mismo. Cuando cualquiera de estos pasos falla, podemos hablar de infertilidad.

Nadie puede ser culpado por la infertilidad, así como nadie puede ser culpado por enfermedades como diabetes ó cáncer. En términos prácticos, una tercera parte de los casos de infertilidad pueden ser atribuidos a factores masculinos, y otra tercera parte a factores femeninos.
Para la tercera parte restante, la infertilidad puede ser causada por una combinación de ambos, ó bien un factor desconocido ó inexplicable
(15% de la población infértil).

Los factores masculinos más comunes son la azoospermia (no hay producción de espermatozoides) y la oligozoospermia (pocos espermatozoides).
En ocasiones los espermatozoides tienen una morfología anormal o pueden morir antes de llegar al óvulo.

En casos más raros, la infertilidad masculina puede ser debida a enfermedades genéticas como fibrosis quística ó anormalidades cromosómicas.

El factor femenino más común es el trastorno en la ovulación. Otra causa frecuente de infertilidad por factor femenino puede ser cuando las trompas
no están permeables, ya sea por enfermedad pélvica inflamatoria ó endometriosis (una condición dolorosa que puede causar adherencias ó quistes).

Las anomalías congénitas que afectan la estructura del útero (matriz) y los miomas se asocian a abortos de repetición.

Se recomienda a las parejas que busquen ayuda si no han podido embarazarse después de un año de vida sexual activa sin protección. El médico debe realizar un examen físico en ambos para determinar su estado general de salud y evaluar cualquier trastorno que pueda explicar la infertilidad. Por lo regular la pareja es interrogada sobre sus hábitos sexuales para determinar si el coito es llevado acabo de manera correcta para la concepción. Si no se puede determinar una probable causa hasta este punto, se deben de solicitar pruebas específicas. Para la mujer estas pruebas incluyen, análisis de la temperatura basal y de ovulación, radiografía de las trompas y útero o bien una laparoscopía. En el caso del hombre, los análisis iniciales se enfocan en estudios que valoran la cantidad, morfología y motilidad de los espermatozoides.
La mayoría de los casos de infertilidad (80-90%) se tratan con terapias convencionales, como uso de fármacos ó reparación quirúrgica de los órganos reproductivos.
En los casos de parejas infértiles en los que la mujer tiene las trompas bloqueadas, ó bien cuando el hombre tiene bajas cuentas de espermatozoides, la fertilización in vitro (FIV) ofrece una alta posibilidad de concebir.En la FIV, los óvulos son recolectados quirúrgicamente de los ovarios y son puestos en contacto con los espermatozoides en una placa de vidrio(‘vitro’ del latin) en el laboratorio para esperar a que se lleve a cabo la fertilización. Una vez que sucede la fertilización los óvulos fecundados(embriones) son depositados ó transferidos directamente al útero de la mujer, sin tener que pasar por las trompas. Quince días después, se solicita unaprueba de embarazo para determinar si se tuvo éxito en el procedimiento.La FIV ha impactado la reproducción humana desde que se reportó el primer caso de éxito en 1978, sin embargo representa menos del 5% de todos los tratamientos de infertilidad en los Estados Unidos.
En las clínicas privadas de México, el costo total de una FIV es entre 80 y 100 mil pesos. Al igual que cualquier otro procedimiento médico delicado, la FIV requiere de médicos con un entrenamiento altamente especializado, de un muy sofisticado laboratorio y equipo médico así como de medicamentos precisos que implican un largo proceso para su producción y eficacia.

Definitivamente sí. Como se mencionó anteriormente el primer caso de FIV fue en 1978.
Sin embargo, no fue hasta 1985 cuando fue realizado por primera vez en México. Desde ese año al día de hoy, la tasa promedio de nacidos vivos con esta técnica supera el 30%. Específicamente, en nuestra clínica este promedio rebasa el 40%. Mas informacion aqui.

La infertilidad es responsable de una de las mayores crisis que una pareja pueda enfrentar. La incapacidad para concebir durante un largo período de tiempo puede disparar sentimientos de culpa. El hecho de lidiar con múltiples decisiones médicas y la incertidumbre que la infertilidad conlleva puede desestabilizar a muchas parejas. Muchas de ellas padecen de ansiedad, depresión ó de soledad. Es fundamental tener un control psicológico a la par del tratamiento médico de infertilidad. Este debe de llevarse con un experto en el área quien guíe a la pareja en esta etapa.
La gran mayoría de los óvulos llegan a fertilizar cuando se colocan junto con los espermatozoides en una placa con medio de cultivo. Cuando no hay suficientes espermatozoides funcionales para una FIV, la fertilización usualmente se lleva acabo con una técnica llamada ICSI (por sus siglas en inglés Intra-Cytoplasmic Sperm Injection). En la ICSI, se inyecta un espermatozoide directamente sobre el óvulo simulando una fertilización espontánea. Rara vez, la fertilización fracasa a pesar de esta técnica. Sin embargo si esto sucede, la mayoría de las ocasiones es atribuible a un problema inherente tanto a los óvulos como a los espermatozoides. En estos casos se sugiere intentar con óvulos ó espermatozoides de donadores (as). Los especialistas en fertilidad y el personal de laboratorio deben de orientar a las parejas cuál es el mejor abordaje para lograr una buena fertilización.
En esta situación, disponemos de cuatro opciones principalmente. La primera es donar los embriones a otra pareja con problemas de fertilidad de manera anónima. La segunda opción es donarlos a otra pareja de manera directa, en donde la paciente decide conscientemente a quién los donará. Otra opción es donar los embriones para estudios de investigación científica para poder ayudar a mejorar las tasas de embarazo para parejas infértiles en el futuro. Finalmente la última opción es descongelar y desechar los embriones. En las últimas dos opciones los embriones NO serán colocados en otra paciente y por ende no habrá un bebé que nazca como resultado.
La respuesta ovárica a la estimulación depende de diferentes factores, siendo los más importantes la cantidad de óvulos en reserva, niveles hormonales apropiados, la administración adecuada de los medicamentos y los factores ambientales ó de estilo de vida. Para poder tener una buena respuesta a la estimulación ovárica, la paciente debe de tener óvulos disponibles que respondan. A esto le llamamos reserva ovárica (evaluada mediante niveles hormonales de FSH y antimülleriana AMH, y por la cantidad de folículos en el ultrasonido basal). Si la reserva ovárica está comprometida, es probable que la paciente no tenga una buena respuesta a la estimulación. En estas pacientes, se puede utilizar un protocolo de estimulación alternativo o bien recurrir a la donación de óvulos. Es posible que una mujer tenga una buena reserva ovárica pero le falten las hormonas necesarias para responder. En este caso, se utilizar un medicamento especial que contenga las hormonas faltantes (FSH y LH). El estilo de vida puede tener un impacto en la respuesta ovárica a la estimulación. El control de peso corporal, dieta y estrés así como el cese del tabaquismo, alcohol y sustancias prohibidas pueden mejorar la respuesta.

El embarazo es el período de gestación en el cual un embrión o feto se desarrolla dentro del útero de una mujer, desde la concepción hasta el nacimiento. Generalmente, dura alrededor de 40 semanas o aproximadamente 9 meses, dividido en tres trimestres, cada uno con sus propias características y cambios tanto para la madre como para el desarrollo del bebé.

Para mejorar las posibilidades de embarazo, se recomienda programar una consulta preconcepcional, mantener una dieta equilibrada y un peso saludable, dejar de fumar y limitar el alcohol, mantenerse activo con ejercicio moderado, conocer el ciclo menstrual para identificar los días más fértiles, mantener relaciones sexuales regulares durante este período, reducir el estrés, evitar el calor excesivo en la zona genital para los hombres, y considerar la salud del esperma. Si se presentan dificultades para concebir después de un tiempo, consultar a un especialista en fertilidad puede ser una opción útil.

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